lunes, julio 10, 2006

SEÑAL EN LA MADRUGADA

Siempre pertenecí al bando que encuentra todo malo, que piensa que el mundo es una mierda y que de cierta forma era un privilegiado al saberlo, pues me diferenciaba de los que no saben, ignorancia es felicidad, por lo tanto yo debía ser muy poco ignorante. Esa rabia conseguida por la capacidad de leer siempre entre líneas, se podía manejar de muchas formas : con depresión, con vicios, vistiendo ropa oscura, haciendo pesas e integrando un grupo racista, en fin a mi me tocó (y digo me tocó pues no lo escogí) la ironía. La burla constante como medio de escape para la pena negra de estar vivo, me sirvió para sobrevivir mucho tiempo (casi 33 años) en un estado superlativo entre los miserables : lo pasaba mal, pero no se notaba. Ni yo lo notaba, me acostumbraba a subsistir gracias a la burla, al nivel de olvidarme de quienes somos y para que estamos aquí y simplemente disfrutaba mi talento. Pero en el fondo, cada vez que aparecían esas noches sin dormir a las tres de la mañana (que a todos nos llegan y cuando llegan es porque nuestra mente está teniendo su propio holocausto) sabía que mi vida no era feliz, y me conformaba con saber que nadie era feliz y que al menos yo era lo suficientemente inteligente para darme cuenta. Y anhelaba felicidad como cualquiera, dos veces en la vida supe vagamente lo que era eso, la primera a los 22 años, el instante no duró nada pero yo lo alargué artificialmente y creí saber lo que era desvelarse de felicidad. Pero fue sólo una ilusión, que a tiempo prudente alguien muy honesta se encargó de aclararme. La segunda vez fue a los 24 años, el instante tampoco duró nada, pero esta vez fui yo el honesto conmigo y fui conciente de que esta felicidad se me iba como agua entre las manos y no le di importancia, lo que pasó pasó, caso cerrado. Y ahí seguí como todo el mundo, pensando que la verdadera felicidad no existe, hay que conformarse con instantes de ocio, alcohol, sexo y deporte.
Habiendo pasado ya mucho tiempo, una serie de increíbles circunstancias se conjugaron para que, casi al cumplir 33 años me sintiera por primera vez, innegablemente feliz. Increíble, la felicidad existe, es verdad, la viví, la tuve, no se fue a los pocos segundos, duró, se mantuvo, todo era como yo quería que fuera, hacía todo lo que quería hacer, “estaba justo como quería estar”. ¿Cómo renunciar a lo que nadie tiene, nadie disfruta?¿Cómo abandonar lo intensamente apetecido y finalmente conseguido? ¿Qué era esto?¿Un milagro? ¿Cómo es posible que uno de los seres más pesimistas que había conocido en la vida (hablo de mí mismo) experimentara este tipo de fenómeno y se levantara feliz todos los días?. La felicidad atonta. Dejas de cuestionar, tus gustos se vuelven frívolos, tus anhelos pasan a ser superficiales. Tu razonamiento se vuelve básico, estúpido, pero increíblemente divertido. Y en esas condiciones, analicé el porque llegué a ese estado de felicidad prolongada, y claro, apareció la tonterita de la cadena de hechos sucesivos y extraordinarios que fueron ocurriendo uno tras otro para llegar finalmente a esta situación. Y como en el mundo feliz, el raciocinio está en estado basal, las interpretaciones de estos hechos son igualmente rudimentarias. Y mis interpretaciones fueron las señales. Vi señales en todos lados, en cada cosa analizada retrospectivamente. Finalmente supe porque era feliz, supe el instante en que se generó esa felicidad, la cadena de sucesos extraordinarios no era reciente, partía muchos años atrás, 15 para ser exactos, el día de mi cumpleaños número 18. Toda un red compleja de hechos, personas, cosas, lugares, hilados perfectamente para que yo viviera estos tres, cuatro, quizás cinco meses de felicidad. Ahí aparece el problema. Si fui capaz de ignorar todas éstas señales por tanto tiempo, quien sabe que señales estoy ignorando ahora acerca de mi felicidad futura. Y darse cuenta de eso es horroroso. Cualquier persona nueva, cualquier ramo nuevo en la Universidad, cualquier tarjeta de crédito, cualquier libro nuevo, cualquier cosa nueva puede ser una señal.
Hace unos días le conté esto a una de las personas que mejor ha interpretado mis divagaciones mentales, una amiga que actualmente está en Bélgica, por lo tanto no puede ser testigo óptico de lo que ocurre. Le dije que sentía que mi felicidad dependía de esas señales, que en este momento ya tengo identificadas algunas, y que tengo una sensación muy fuerte de que debo seguirlas para continuar viviendo. Pero entremedio le admití: "¿Me estaré volviendo loco, y las señales son falsas, y a pesar de todo lo que mi “voz interna” me dice, debo ser racional y mandar a la mierda la voz interna, y hacer lo lógico, lo que se debe hacer?". Lo primero que ella me respondió fue que si me estuviera volviendo loco no me daría cuenta, por lo tanto estoy bien, pues soy conciente del conflicto. Lo segundo fue lo más fuerte. Me dijo que tal vez todo esto era un mecanismo de defensa. Claro. Tal vez mi vida es más miserable que nunca y me niego a creerlo a tal nivel, que construí una fantasía gigantesca, sólida, omnipresente que me hace creer que estoy más bien que nunca y que no daré un paso fuera de éste lugar tan cómodo donde estoy : el mundo de las señales. La felicidad es quizá el vicio más difícil de dejar. Mi amiga es científica, yo de cierta forma lo soy también. La tesis del mecanismo de defensa es absolutamente interesante, aceptable y racional. ¿Fin de la discusión? Pudo ser. Pero tampoco lo fue. Escogí mal el consejero, ésta amiga es una pieza coherente, inamovible, íntegra de aquel mapa, de aquella red de señales que me transportaron a mi feliz estado actual. En una obra de teatro, ¿puede un personaje dominar al actor, salirse de la obra y corregir el texto al escritor?.
Hace pocos días, después de irme de juerga, volvía a mi casa y me metí por unas calles que nunca antes había visto. Mientras pasaba en mi auto, divisé durante algunos segundos algo impresionante. Seguí en mi auto, queriendo creer que no vi lo que vi. Pero no fue así, y si a las tres de la mañana, un día jueves, antes de que empiece a llover, en una calle que no conozco, uno ve exactamente lo que en su mente estaba pasando 10, 15 segundos antes (y hablo de exactamente, no de una idea o imagen) no me quedó otra cosa que llegar acá, escribirlo y dejarlo para la posteridad. Esta vez no lo hago para compartir, para jactarme, para expresar. Un loco no se da cuenta que se está volviendo loco, y este registro en algún tiempo más, me va a ayudar a dilucidar si todo lo que me está pasando en este momento es locura o señal.

8 Comments:

Anonymous Anónimo DIJO...

Este interesante tema podría ser abordado desde varias perspectivas, primero, podría lamentarme y decir que es una pena perder a un integrante del bando de los pocos, que es duro ver como formas parte de una pandemia, mal mental que afecta a la mayoría de los seres humanos consientes, el creer que son felices, la vida no tiene nada de eso, la teoría de la belga-chilena es correcta, la vida te da duro siempre, desde que naces, el oxigeno te corroe el cuerpo y la inexorable llegada de la muerte la psique, para que entrar en detalles, todo lo que concierne a la conciencia y la vida misma, cada insignificante acto de la vida es un acto de dolor, ante eso al desvalido hombre sólo le queda enfermarse, y es lo que veo en ti narrador, un tipo que mas que mal ha pasado a ser uno de los tantos enfermos crónicos que creen que la vida es felicidad.

5:43 p. m.  
Blogger wally DIJO...

"Pero, aun así........se mueve".
No hay un tribunal inquisidor en que se te juzge por no ser feliz, nadie te obliga a renegar tus posturas intelectuales, tus ideales políticos, no es tan descabellado bajarte del carro un rato y ver pasar el tren desde afuera.
Creo que tu búsqueda de la felicidad puede ser un poco menos esquematizada, puedes empezar por probar de a poco, ser normal no duele (difiero absolutamente de la postura de nuestro amigo Bad Edward), La felicidad y por sobre todo el amor no es solo un procedimiento químico entre dos seres. (debe ser difícil sustraerte de tu Magister) puede incluso ser hasta un procedimiento totalmente irracional, sino estas dispuesto a renegar por completo de tus 33 años de automecanismo de suyo complejo, puedes empezar por dar y recibir de a poco, comienza por abrirte a esas "señales".
Suerte.

9:42 p. m.  
Blogger Indianguman DIJO...

No suena como el discurso de un loco, pero quién soy yo para dar consejos, si las seniales de las que hablas son mi vicio secreto. A veces me llegan como frases fuera de contexto, vislumbradas al pasar en un escaparate. Otras, como increíbles coincidencias. Y no hay manera de probar nada, aquí hay que entregarse no más. y si es un mecanismo de defensa, qué más da, si estamos felices, si funciona de una manera que nos hace crecer. hay que darle un break al seso, no queda otra aunque resulte casi imposible.

Un agrado encontrarte, tus tres blogs están geniales. Qué ganas de estar en Santiago para conocerte. Quizá un día.

Besito

1:49 a. m.  
Blogger Lo de Verdad DIJO...

no estoy de acuerdo.
estas pensando demasiado, demasiado rapido, demasiado complejo.
primero: la felicidad es un estado momentaneo mucho mas simple e irracional de lo que crees.
segundo: las seniales aparecen ante tus ojos, visibles, tan solo porque asi tu lo has querido... cuantas veces nos hemos enganiado!
tercero: que paso esa noche!!!! necesito saber. esperare en msn. (nothing less)
cuarto: tienes 33 anios, eres un hombre fenomenal, has pasado por muchas cosas y tienes un talento que ya sabes que lo tienes y tienes una mente brillante y un corazon grandioso. ya deja de autoflagelarte. ok?

3:26 p. m.  
Blogger Eleanor Rigby DIJO...

Si me detuviese en cada acto, en cada paso q doy en cada película q veo en cada llamado que recibo en fin en un millón de circunstancias que suceden en mi entorno,¡me vuelvo loca!, cada persona que pasa por mi lado, cada situación q conlleva a otra y q en cierta medida puede o no afectar directa o indirectamente a mi persona desde que tengo uso de razón ... si comenzara a atar cabos de cada acto en el cual me e visto involucrada, en cada señal...señal?, porque señal? Señal de quien y por qué?, nooo, mejor no me detengo en pensar eso, simplemente hago como que no ví nada no más, las cosas no están premeditadas, nadie tiene marcado el paso por la vida con un sino, no tenemos escrita nuestra historia, no hay un gran libro escrito con las vidas de cada uno, somos dueños y señores de nuestra vida, “arquitectos” también dicen, libre albedrío para decidir el camino, la decisión y porque no también de quien nos enamoramos..., no hay señal...claro que no, es simplemente lo que queremos ver...simplemente es lo que tu quieres hacerle creer a tus sentimientos...

Beso.

4:02 p. m.  
Anonymous Anónimo DIJO...

Al igual que tú recuerdo momentos felices....sobre todo los que vivimos juntos.... pero sé que la felicidad en sí misma no va estar para siempre....

Pd.Me Encantas.....

12:40 p. m.  
Anonymous Anónimo DIJO...

Ahora sabes que el destino existe... y no creo que haya que buscar..., las señales sólo son parte de él..., hay que esperar sin dejar de vivir, tarde o temprano descubres y comprendes muchos de los pasos que has dado a lo largo de tu vida.

Que bueno saber que estás feliz!!..., es raro escucharte decirlo, pero a la vez es muy gratificante...

Mucha suerte en tu camino!

Un gran abrazo,
Niebla

6:58 p. m.  
Blogger Pepa DIJO...

por primera vez en mi vida creo que tu y yo tenemos algo más en común que simplemente dicutir y jugar a querer ser mejor que el otro, entiendo todo tan bien... como si fuese yo misma a quien le está sucediendo. Sabes que no creo en las señales o el destino pero aveces quiero creer con tantas ganas que aveces creo que lo creo. Espero que el ser analiticos de la vida sea un privilegio y no una carga al final del camino... éxito siempre
tu amiga
CARLA

1:01 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home